Había una vez dos golondrinas que viajaban hacía algún lugar lejano buscando un clima caluroso. Pero un viento muy fuerte las atrapó y las desvió de su ruta. Cuando se recuperaron del susto se detuvieron en una rama de un árbol para descansar un poco.
Pepona: ¿y si descansamos aquí?
Pepita: Nos moriremos de frío, este árbol no tiene ni una hoja y además huele a tostado.
Y de repente del árbol se oyó una voz triste y profunda que dijo:
- Árbol: no tengo hojas y huelo a tostado porque no hace muchos días que una persona encendió fuego al lado de mi tronco y el viento soplo con fuerza y lo prendió, y también a mis hojas y ramas.
- Golondrinas: lo sentimos mucho amigo ¿podemos ayudarte en algo?
- Árbol: no os preocupéis de aquí a 3 primaveras empezaré a recuperarme. Pero os pido que contéis mi desgracia para que las personas lo tengan en cuenta y no hagan nunca lo que hizo aquella que me quemó.
- Golondrinas: así lo haremos y volveremos a visitarte en primavera, adiós árbol.
- Árbol: adiós y muchas gracias, que tengáis un buen viaje.
Las golondrinas continuaban su viaje, hasta que encontraron un río.
Pepita: vamos a beber un poco de agua, que tengo mucha sed.
Y de pronto se oyó una voz que decía.
- Piedra: no bebas de esa agua, te dolerá la tripa si lo haces.
- Pepita: ¿por qué no puedo beber de esta agua? Y ¿quién eres?
- Piedra: soy la piedra que estáis pisando.
- Golondrinas: lo sentimos piedra.
- Piedra: no hay problema, el agua está muy sucia y si la bebes enfermarás
como los peces que antes vivían aquí.
Golondrinas: ¿Por qué esta sucio el río?
Piedra: porque aquí arriba hay una fábrica que tira todas sus porquerías en él. Es de una persona que no respeta la naturaleza y así estamos nosotros, rebozados en suciedad.
Pepita: ¿y ahora donde beberemos agua?
Piedra: aquí al lado hay una fuente que aún tiene agua limpia, podéis beber ahí.
Golondrinas: muchas gracias piedra. ¿Qué podemos hacer para ayudar?
Piedra: pues contar lo que habéis visto y escuchado, para que el mundo sepa como está los ríos y buscar soluciones.
Golondrinas: bien así lo haremos. ¡Adiós piedra!
Piedra: adiós golondrinas y vigilad lo que bebéis.
Y continuaron su viaje bastante tristes por lo que había visto y escuchado. Iban dando saltitos por el suelo pensando, pensando, cuando de pronto:
Pepita: ¡Pepona, Pepona, ayúdame que no veo nada! ¡me he metido en un túnel y se oye un ruido muy extraño!
Pepona: ¡no te has metido en un túnel! ¡es una bolsa de patatas de estas que comen las personas espera que la cojo con el pico y la estiro.
Pepita: ¿De dónde ha salido esta bolsa? ¡Tendría que estar en una papelera, y no aquí en medio del bosque!
Ardilla: ¡Sabia conclusión! ¡Ahora, sólo falta que las personas que tiran las bolsas y otros tipos de basuras al suelo del bosque y en cualquier otro sitio indebido, lo entiendan! (lo dijo en tono burlón).
Pepita: ¿Y tú quien eres?
Ardilla: Soy una ardilla que vive en el bosque. Y me paso el día corriendo entre la basura que hay por aquí ¿Qué os parece?
- Golondrinas: ¡Muy mal! ¡No nos digas que esto también lo hacen las personas!
- Ardilla: ¡Pues claro! ¿Quién queréis que lo haga? ¡Las personas!
- Golondrinas: ¿Y tú no les dices nada?
- Ardilla: ¿Yo? No, gracias. ¡Bastante trabajo tengo para conseguir que me dejen tranquila! Vosotras no sabéis, como se pone esto cuando vienen a comer, ponen música, encienden fuego y tiran las basuras por todas partes porque no son capaces de llevárselas a su casa en una bolsa. Se lo pasan muy bien en el bosque y después se van y no lo limpian. ¿Vosotras creéis que esto se puede soportar?
- Golondrinas: ¡No, pero si no hacemos alguna cosa pronto nuestro planeta estará tan sucio que ya no podremos hacer nada! ¡Se morirá todo lo que esté vivo! ¡No se puede vivir entre basura y contaminación!
- Ardilla: ¡Eso todos los animales del bosque y yo, ya lo sabemos! Pero no sé si vale la pena hacer esfuerzos... Las personas llegan a todas partes y no hacen mucho caso de nada. ¡Qué le vamos a hacer!
- Golondrinas: ¡Pues lo explicaremos por todas partes, claro!
- Ardillas: ¡Haced lo que queráis! ¡Me voy, que llego tarde a cenar! ¡Adiós!
- Golondrinas: ¡Adiós ardilla!
Y las golondrinas volvieron a emprender su viaje en busca de tierra cálida y playa. Estuvieron volando por mucho tiempo, y al final divisaron el mar, que le anunciaba que ya habían llegado a su destino.
Muy contentas, se acercaron a mirar las olas, y se quedaron maravilladas al ver aquel mar tan transparente como si fuera un espejo, a través del cual podían ver las plantas y los peces del fondo marino.
Mientras miraban el mar oyeron una voz grave y lejana que les preguntó:
Nube: ¿Cómo ha ido el viaje, golondrinas? Ya veo que habéis podido encontrar la ruta que perdisteis. ¿Os ha gustado todo lo que habéis visto?
Quien así hablaba era la señora Nube que las había estado siguiendo durante todo el camino y las golondrinas le explicaron todas sus aventuras
- Golondrinas: Estamos pensando que podemos hacer, señora Nube, porque si todo lo que nos han explicado lo han hecho las personas, ya nos dirá usted de que sirve explicarlo todo a otras, que es justo lo que nuestros amigos, el árbol, la piedra y la ardilla nos han pedido.
- Nube: ¡Pues sirve de mucho, queridas mías! ¿os creéis que todas las personas son iguales? Afortunadamente, en este mundo también hay gente muy preocupada sobre el futuro de nuestros bosques, ríos, animales, mares, plantas... Este mar que vosotras contemplabais, hace unos años también estaba muy sucio, y mirad ahora, se ve hasta el fondo. Esto lo consiguieron unas personas que informaron y enseñaron a otros como se ha de tratar la naturaleza. Vosotras, que sois viajeras y habéis visto muchas cosas, también tendríais que pensar como hacerlo.
- Golondrinas: tienes razón nube, pues nosotras contaremos nuestra historia a todas las personas para que valoren a la naturaleza.
UN VIAJE COMPLICADO
No hay comentarios:
Publicar un comentario